domingo, 9 de diciembre de 2012

Entrenamos para poner campos “patas abajo”


No es ganar ni perder, no es el brillo de la copa, no es las alabanzas de cuando ganas ni el consuelo cuando pierdes…
No, no es eso.
Tampoco las fotos en el periódico ni los reconocimientos públicos. Eso está bien, si, pero no es eso….
La primera vez que escuché eso era jugadora infantil y se lo oí decir a una de las cadetes. “Entrenamos para poner campos patas abajo”. Entonces no lo entendí.
Es una expresión muy “de pueblo”, muy nuestra, muy autentica… y muy cierta.
Nuestro pabellón, por ejemplo, es un buen exponente. Es nuestro pequeño circo romano, nuestro escenario. No hay nada comparable a que tu campo grite por ti. Nada. Ni tan siquiera alzar trofeos (eso a veces se aproxima). Pero el resto no, nada…
Esa sensación… no tiene palabras que la describan. Te juegas te pequeño trozo de gloria, tu partido importante del año y tu campo, TU “poli”, está lleno… en su humildad. Las 300-400-500 (que mas da) personas que entran allí gritan por ti, rugen por ti, las sientes de tu lado.
Y el partido es difícil, porque el rival es un buen rival.
Y el marcador es apretado porque así lo exige tu rival, porque te lleva al límite.
Pero tu entrenas para esto en el fondo, para esta situación, para vivir esta clase de cosas… Y entonces ocurre.
Tu tiro entra, tu defensa es buena y robas la pelota, tu salto a por el rebote es mayor que el del rival y el balón es tuyo en el momento clave… Entonces todo el pabellón ruge a la vez, a veces mezcla de alegría y admiración de los que están de tu lado y de contrariedad de quienes apoyan a tu rival. Pero todo el pabellón, todo tu pequeño mundo, tu circo romano particular ruge por ti. Eso no tiene precio y te engancha, quieres sentirlo otra vez. Quieres volver a poner el campo a tus pies.
Eso te envenena y lo sabes. A veces ganar o perder no es tan importante.
Porque entrenas para poner el campo “patas abajo”, a tu favor, para ti y tu equipo.
La temporada apenas ha empezado, llegarán esos momentos, trabaja por y para ellos, por y para tu equipo…
Porque, ¿sabes lo que te saldrá espontáneamente cuando eso ocurra, cuando el campo esté a tus pies?
Lo que a tantas otras, tantas veces, durante tantos años…
Agarrarás con fuerza tu camiseta o apretarás los puños mientras gritas “VAMOS!!!”.
VAMOS SELAYA!!!!

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