Suele suceder cuando la tormenta te pilla de improviso. Te sorprendes, te mojas, caminas más rápido de lo habitual y llegas a tu destino pensando lo incómodo que fue llegar y lo mucho que disfrutas estar en refugio.
Somos gente del norte, acostumbrados a que llueva cuando esperamos sol.
Y este año ha llovido…. Vaya que si!
Cuesta empezar cada año. .. Dios y ayuda. Cuesta encontrar jugadoras, padres, patrocinadores, gente implicada.. Cuesta empezar y sufrir para competir en primera categoría cuando te sacan centímetros y edad de promedio…. Pero aquí no se conjuga el verbo disculpar.
Cuesta doblar muchos fines de semana con otros equipos del club, para echar una mano. Nunca fue más duro que lo que un madrugón o comer a las 4 de la tarde un sábado supone. Nunca más duro y siempre agradecido por tu gente.
Cuesta todo… a todos.
Pero de vez en cuando suele ocurrir que eso que haces, ese sacrificio, esas ganas de que las cosas sucedan…. Eso dentro de ti que te dice que no te rindas… tiene razón. Y te regala cosas.
De vez en cuando, claro….
De vez en cuando, claro….
Hoy nos regaló un poli lleno hasta la bandera.
Un grupo alevín entregado y brillante todo el fin de semana.
Un puñado de canastas brillantes.
Alguna palpitación inesperada.
Unos pocos subidones cuando las nuestras anotaban y rompían el marcador a nuestro favor.
Y un corazón descomunal que nos hace gritar tras cualquier voz que dice “¡vamos Selaya!” junto a nosotros.
Hemos vuelto a ganar… como hace la gente humilde. Hoy segunda… ¿Quién sabe mañana?
Nos sobran ganas…. Y corazón.
Gracias a todo el que se siente uno de los nuestros por hacerlo latir.
Nos llega. Lo sabéis y por eso intentamos devolverlo.
A veces no sale, disculpas por ello. Pero a veces sale. Y estamos tremendamente orgullosos! Nosotros, los del rojo y blanco, los del poli junto al rio, los que no se rinden, los que bailan cuando pierden….
Nosotros…
Los que nunca, nunca, nunca nos rendimos…
Nosotros…
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