sábado, 29 de septiembre de 2012

Cuando se cierra la puerta del cuarto.


Llegas a casa y todos te preguntan:


"¿Que fue hoy?¿Ganasteis?".



A veces es que si. A veces toca perder.
Pero siempre luego es el mismo ritual.

Dejas la mochila o tus cosas en el suelo o en la cama. Y te tumbas o te sientas por unos segundos... Esos segundos que solo son tuyos en los que el resto de la gente queda un poco al margen y...

... eres jugador y vuelves a ver ese tiro que entró o se salió, ese rebote que cogiste y te dio el partido o se te escapó y lo perdiste. Da igual como fuera el partido, te juras a ti mismo que el fin de semana que viene serás mejor.

... eres entrenador y miras el acta buscando en que ganaste y en que no. Recuerdas las voces de padres animando a sus hijos y piensas.. es cierto, tal o cual jugadora merecía mas minutos, esto es mejorable, llegaremos bien a Mayo... Y a veces piensas que eres el malo de la película y que te has pasado con las chicas, y a veces piensas que no merecen que las vuelvas a entrenar, que pasan de todo... Pero el lunes, a la hora de entrenar, vuelves a estar ahí.

... eres directivo y todavía retumba en tu cabeza lo que te dijo tal o cual padre, que si su hija estaba encantada... que si su hija lo estaba pasando mal por que no jugaba. Y lo rumias y buscas la forma de que todo esté bien, esté tranquilo, que con un poco de sentido común es fácil de entender que esto es deporte para todos... que al final lo importante es ver a 100 niñas haciendo deporte en un pueblo de Cantabria y lo demás es secundario... aunque cuando las niñas ganan, da igual la categoría, los que sois las directiva os miráis en silencio, orgullosos de ver como entre todas "tiran del carro" y luchan por su club. Y todo merece la pena: Tus horas de trabajo perdidas, los coches puestos, las caras un poco coloradas pidiendo dinero a patrocinadores....

... eres padre y recuerdas lo bien o mal que lo hizo la niña. Ese entrenador que no la pone lo que debiera... O su cara en la final llena de lágrimas que casi arrancan las tuyas diciéndote "Ganamos!!!", da igual que metiera el último tiro o apenas hubiera jugado 10 segundos. Tu hija siempre habla en plural, dice ganamos mirándote a la cara (Mama o Papa). Los niños siempre dicen la verdad... Ganamos!!!... Ganamos todos... Perdimos!!!... Perdimos todos... Esto es bueno para tu hija igualmente y lo sabes.

... eres espectador, o amigo, o antiguo jugador. Tu también lo sientes como propio y bajas contento o contrariado las escaleras de la grada del Poli según las chicas ganan o pierden. El próximo día volverás a estar ahí, y en la final, vaya que si!!! Esperas a tus amigas, primas, conocidas, junto a la puerta azul del poli, a la salida de vestuarios y esas palabras salen de tu boca. "Hoy ha sido mal dia, en la final los crujimos...!" Porque en el fondo lo crees.

Todos somos Selaya. Todos somos importantes e imprescindibles a la vez. Todos creemos en la pequeña locura de que un pueblo pequeño, de alguna manera, puede tratar de tu a tu a los mejores equipos de la región jugando al basket.
No hay muchos milagros hoy en día. Habrá que creer en los pequeños que la vida nos pone alrededor y regarlos para que que no se marchiten. Os necesitamos a todos remando alrededor.

Vamos Selaya!!!!

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