Nos hacía falta un día así.
Después de tanto encierro, de tanto parón, de tanto gel y mascarilla.
De tanta mierda…
Nos hacía falta volver a juntarnos. Volver a gritar por l@s nuestr@s. Volver a chocar la mano con el de al lado porque Selaya anotaba.
Que nuestro Benjamín gane el torneo de Copa vuelve a ser un pequeño milagro, una noticia excepcional, una alegría tremenda para un club humilde como el nuestro. Pero no es lo más importante que ha pasado hoy. Nuestros benjas no sólo nos han regalado una victoria excepcional. Nos han devuelto cosas perdidas por el maldito COVID.
Está escrito en las paredes de nuestro campo. Aquí no se rinde nadie. Pues claro que la pandemia iba a pasar. Pues claro que íbamos a volver a jugar. Pues claro que íbamos a llenar el poli otra vez. Pero todo cuesta (y mucho!) y retomar la actividad no ha sido fácil, gracias a todos los que lo han hecho posible.
Y gracias, gracias, ENORMES GRACIAS a todo el que ayudó hoy… metiendo canastas, aplaudiendo, barriendo el pabellon o apretando el puño al otro lado de Youtube con cada acierto de l@s nuestr@s.
O lo que sea.
Gracias de veras, el ambiente ha sido espectacular… y emocionante.
Aun así, es difícil de entender para el que no lo ha visto o la ha vivido que un juego de niñ@s llene un pabellón deportivo. Es difícil de entender que pueda aglutinar tantos nervios, tantas emociones, tanto sentimiento de identidad, de apostar por los tuyos.
Es difícil de entender.
Pero fácil de explicar si jugaste con…
por…
para…
Selaya.
Vamos Selaya!