Cuando las cosas pasan a menudo resultan difíciles
de comprender, porque la vida pasa tan, tan rápido…. Apenas empieza la
temporada… y ya es diciembre y juegas contra las “viejas glorias" del club. Y
luego llega febrero y marzo, donde te empiezas a jugar la temporada. Así es la
vida y el basket… veloz, difícil de contener, de asimilar.
Te recuerdas en la pista, cuando jugabas,
eso es imborrable. Y lo importante era meter la canasta. Y si era la ultima
mejor, reforzaba tu ego, te hacia sentir mejor… durante unas horas. Luego venía
la reflexión sosegada, con tiempo. Si el partido se había perdido no te sentías
bien, ni mucho menos. Esperabas al próximo donde intentabas… que tu equipo
metiera una mas que el rival… y no importaba tu actuación si eso se cumplía, lo
importante era que el equipo funcionara, el resto era secundario…
Si…., eso reconfortaba mas.
Dejaste de jugar y a menudo visitas el
campo ocasionalmente. Por supuesto que te quedas con la cara de tal o cual
jugadora.
¡Que bien lo hacen, es envidiable su estado físico, su actitud, su
edad…!
Pero mas allá de eso te quedas con lo importante y entiendes “el otro
lado del espejo” en que lo importante no es quien… lo importante es el que…
…que Selaya gane.
Y si no es así felicitar al rival y
seguir honrando la camiseta que tantas hicieron grande, enorme…
“No quieres ser el mejor de Selaya,
quieres que Selaya sea el mejor”
Escogisteis este lema para todos y es
brillante y simple a la vez, resume todo lo que somos y lo que aspiramos a a ser.
Presidirá nuestro vestuario, esperamos, por muchos años.
Vamos Selaya!!!
